Recital de poesía

No comas de esa fruta, te traerá problemas

Quinto sueño

Soñé que Macedonio Fernández soñaba que entraba en la máquina en el museo. Cansado de buscar a Eterna, metía todos los cuadros en una bolsa negra y comenzaba a llenar las enormes paredes con prólogos delirantes, y uno que otro zapallo para que combinara con la gruesa tinta negra de sus escritos.

Tiempo Primero

Su pistilo de piel se abrió,
mientras el carmín gritaba
la vida se escapaba
y con ella moría el sol.

Azar desgraciado, somos tus juguetes,
leviatán nacido de nuestro arbitrio
que sin querer hacemos
reverberar de nuestras turbias aguas.


Artropos - ¿Quién es ese fantasma
que encarna sus pesadillas?

Outis - Yo soy ella,
me niego,
me reinvento.
Ella desaparece
y yo regreso.

Artropos - ¿A quienes habla?
¿Está llamando a sus espectros
que son solo fragmentos
padecidos a cada instante?

Láquesis - Se desvanece
en cada exhalación
sus pálpitos
son vibraciones calladas
de lo irremediable.
¡Vamos, corta su hilo!

Outis - Hay una plenitud
que me permite cruzar la frontera,
entonces me convierto en ti
hasta que llego a esa saciedad
y me consumo en el hastío.
Te transmutas,
ya no eres.

Artropos – Es lo perfecto,
lo intocable y delicado
es el castillo de arena que se deshace,
es el silencio,
es la muerte.



Outis - ¡Mira a este espejismo!
No te escondas,
no huyas de mí.
Mira a este monstruo,
a este ser tan apacible
que camina silencioso
y busca aquellos vibráfonos verdes
cuyo sonar centelleante
se me niega
al mencionarte.

Artropos – Ella le responde
con silencio

Outis - ¿Qué dices?
Refieres lo inexistente
¡Alegre tú que no existes!


Artropos – El resplandor de su destino
pronto se apagará

Láquesis – Son segmentos superpuestos
cuyos extremos
desconocen los límites
¡Por piedad!
No me obligues
a hilar lo imposible

Outis – Me pierdo
en un cubo de infinitas aristas,
no tengo estado.
¡La memoria me asfixia!

Artropos - ¡Mírame a los ojos!
Eres una fracción del todo y de la nada
y ella aún habita
en nuestro cosmos.

Le hablas,
ella responde
mas no la entiendes
porque ya no es de ti.

Outis – Ambos somos reflejos,
y cuando
me enfrento a aquel
muro de mercurio
me convierto en nada.

Adoro aquella dulce mirada marina
que tan solo puedo contemplar
cuando mira a ninguna parte
no sabes cuanto anhelo verme en ti.

Láquesis – Tañeré sus cuerpos
al ritmo
de bemoles marchitos


Artropos – Outis, Outis…

Láquesis – Cuerdas de plomo,
rozadas
por tu navaja ancestral
hieren al vacío
y se gozan en el vértigo
de lo inevitable.

Artropos – El azul tintinea
en la lejanía,
y tú te conviertes en un eco
más débil cada vez…

Coma Inducido, Homenaje a Gustavo Cerati